miércoles, 3 de agosto de 2011

a prepararse...

Y como todo lo que inicia tiene un fin, así este periodo vacacional, así esta gran periodo vacacional. Donde los padres de familia comienzan a tronarse los dedos porque viene la lista de utiles, la colegiatura, los uniformes, los juegos de geometría, los colores y muchas cosas más. Y es en todos los niveles, desde preescolar, hasta la universidad y hasta posgrado como no.
Es una inversión asistir a la escuela como alumno, porque se cree que nada más hay que cumplir llevando los colores o el mapa o el cuaderno, y la lectura, el uso, sacarles punta y colorear se hará solo. No, es trabajo de los educando rendir un buen fruto al esfuerzo de los padres.
Durante este tiempo muchas cosas sucedieron en el mundo, en el país, en mi estado. Como la llegada del virus del sarampión. Estaba ya erradicado pero volvió y con una reserva muy particular. Son dos casos ya en el distrito federal, pero se teme por la expansión del virus a otras entidades. Las autoridades han tomado ya cartas en el asunto. Todavía recuerdo que cuando a alguien le daba sarampión en la escuela, se llegaban a cerrar grupos y escuelas por lo contagioso del virus. Eso ha pasado a la historia, son otros tiempos y otros factores.
El bullying tiene mención aparte porque se ha transformado en un modus vivendi de los jovenes en las escuelas a nivel básico, sobre todo secundaria. Pero me pregunto, qué ven los jovenes a esta edad, los niños de primaria. Si revisamos como padres los juegos que tienen en su equipo movil o celular, los discos compactos que adquieren con musica, los articulos de accesorio, nos percamatamos que son víctimas de la violencia por otros frentes. No son los responsables directos, ellos consumen lo que se les permite consumir y sin medida. Los padres, maestros y todo adulto está responsabilizado a prevenir a los jovenes de malos hábitos, malos pensamientos y acciones concretas. Ejemplo y no vamos tan lejos el sujeto de Noruega, que desde mi punto de vista fue algo abominable. Se dedicó a vivir una fantasia en la realidad: "asesinar gente como un juego"
No toda la culpa o responsabilidad es del padre, de los jóvenes o de las escuelas. Estas ultimas es el sitio oportuno de convivencia, si convivencia. Antes se convivia, jugando una cáscara, se rompía alguien la pierna y se buscaba al culpable pero era un sentimiento de hermandad y compañerismo. Lamentablemente ahora se ha perdido ese sentido de la escuela, se va a provocar, a ver quien me la paga aunque no me la hayan hecho, a desahogar mis frustraciones y las de mis seres más cercanos. Otros, son los que juegan a las víctimas y son en su mayoría los que ya marcaron un hasta aquí.
Cuando el adolescente cambia de repente, los padres acuden de forma inmediata a la escuela a solicitar información. "Mi hij@ nunca había golpeado a nadie, nunca había tomado alcohol, no se había ido de pinta..." Esos son los padres que valen cuando investigan y sobre todo, no le creen todo a sus hijos. Se han transformado en manipuladores de las situaciones y de las personas. Pero vuelvo al concepto inicial ellos no son totlmente culpables, son víctimas de lo que se les deja consumir.


Recibí algunos mensajes de mis alumnos de generaciones anteriores, les felicito por su proyecto estudiantil, y a los que salieron en este año, y me compartieron su ingreso a la prepa, también los felicito. Por otro lado los que no se quedaron en su primera o segunda opción o ni siquiera figuraron, les sugiero que no se formen en las filas de los llamados "ninis". No me quedé, no me gusta la escuela, busco un trabajo y esperaré el año próximo pero con el compromiso de prepararme con más atención al examen. Si, son muchos los que solicitan y pocas las oportunidades.


Finalmente como remate de este texto, lo que nunca creí ver pero los japoneses son expertos para ello. En mis clases les he dicho, cuando estuve en la Universidad, que ellos harían lo que nosotros no podríamos hacer o no nos atrevieramos. Si, esta es una muestra de ello, revísenlo por favor. http://youtu.be/GEdXagVh-Rs Consumatum Est.

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