sábado, 14 de agosto de 2021

500 años y de regreso.

 Estamos en plenitud recordando, celebrando, conmemorando, exigiendo, aplaudiendo, llorando la caída del imperio Mexica y de Tenochtitlán. Pero también se da el regreso a clases, hoy, no hace 500 años; el cual ya se ha transformado en un maremagnum de información.

El hecho histórico se ha visto envuelto en una gran cantidad de información, donde en tiempos anteriores se daba el recordar, el aplauso, la entrega de prebendas a los historiadores, a los arqueólogos y a la gente encargada de seguir creando y vigilando la historia. Hoy no. Hoy se pide perdón a los grupos indígenas a los que sufrieron, a los grupos que aún siguen luchando por perdurar y sobrevivir.

¿Esto está mal? No lo creo. Porque vemos diariamente a esos grupos en una mujer, en un hombre, en una familia completa, en un niño de brazos o pequeño adolescente que sufren el maltrato, la discriminación o hasta la muerte por parte de los demás. Esos demás los que supuestamente se han visto más "avanzados", más inteligente, más preparados. Porque aquellos se han quedado esperando en la supuesta justicia que aún no les ha llegado.

¿Pero cómo? Ya han pasado, han transcurrido 500 años. No es posible que no se les haya hecho justicia en estos años de espera. ¿Qué ha sucedido? Muchas son las respuestas, pocos o mejor dicho, ningún responsable. Pero esto debido a que nuestra nación se ha visto creada de eventos fundamentados en el odio, la indiferencia, la traición, la hipocresía, las malas alianzas, los gandallas que han pululado en nuestra historia, y aun hoy.

Dejo de lado los colores políticos de tal o cual partido, de un personaje u otro, de una corriente ideológica o de otra. Lo que si es verdad, es la matanza, la sangre que cubrió llanos, montañas, ríos enteros que tardaron en lavar y teñirse nuevamente de agua transparente. Porque la avaricia, la codicia, los abusos, el maltrato y sobre todo el engaño se presentaron en lo corazones, en la mente de esos hombres. Y sometieron al desvalido, a quien no tenía las mismas armas que ellos, fueron exterminados.

Mucho ha tenido que sufrir nuestro país, con malos gobiernos, con figuras públicas que se han enriquecido a manos llenas, que no han sabido más que ser narradores de sus propias historias, de sus triunfos y supuestos éxitos. Y se han olvidado de lo mas importante, de los gobernados. La casta divina se ha visto siempre cubierta de gloria, hoy que son llamados a cuentas, se enojan, culpan a quienes les piden resultados. 

Es doloroso todavía hoy en día ver a mucha gente que defiende sus tradiciones con bailes, danzas, costumbres fusionadas entre el sincretismo religioso de la fe y los dioses ancestrales. Es un sentimiento indescriptible pisar el zócalo de nuestra ciudad de México, una zona arqueológica, un lugar que tiene esa fuerza cósmica sin igual, debido a que ahí están nuestros orígenes, nuestras raíces.

Lamentablemente los creyeron ignorantes, bárbaros, sin educación, y sobre todo salvajes, herejes. Todo eso al paso de los años se ha vuelto en contra de sus detractores, quienes en vista de poder salvar sus estados de riqueza y opulencia, cada año han dictado, leyes, normas ridículas para salvaguardar su condición y hundir mas a los desvalidos, a lo desprotegidos.

El tema ha sido puesto en la mesa, con otros matices, con otra visión, con la mejor postura de reflexión, porque es importante, muy interesante que todos opinemos sobre este evento de nuestro país. Si bien no tendríamos el presente sin el pasado, pero de algo debemos estar atentos, que si no nos informamos y tomamos una postura, seremos nuevamente los que vamos a claudicar. No lo permitamos.

Mucha gente ha muerto por dar a esta nación lo que ahora tiene. Por ellos, por esas pérdidas, seamos responsables y críticos. Es un derecho y una responsabilidad, dejemos a los historiadores, contar eso, sus historias, pero si hay elementos que son innegables, la muerte, el genocidio, el exterminio y el cinismo y descaro de muchos,

De regreso a clases es la palabra inminente y llueve, truene o... bueno ya conocemos el resto. Al decir volver a clase es todos, dejemos de lado los zoom o meet de algunos, a volver presencial. Porque el docente frente a grupo estará en su salón expuesto a los alumnos. Estoy casi seguro que solo nosotros estaremos en este escenario, otros seguirán haciendo lo mismo.

Aunque volver es casi un hecho, las familias son las que tendrán la mejor decisión. Es un regreso voluntario. Aunque estamos en una llamada tercera ola de contagios de SARS Cov 2. No comprendo porque en este momento el llamado a volver, si es por el aspecto socioemocional, la escuela no creo sea el consultorio adecuado. Contribuye, más no remediará algo que se suscitó en su hogar, con los padres, hermanos, vecinos, conocidos.

Es algo muy delicado, que si bien debemos afrontar, estar informados de lo que se presente. Al primer contagio, cierre de la escuela. No creo que se siga en un lugar donde ya hubo contagio, es un grave riesgo. No es verlo tan a la ligera. Son como mencioné anteriormente los padres quienes tomarán la mejor decisión de enviar o no a sus hijos, eso si, bajo la firma previa de una carta responsiva que deslinda de toda responsabilidad a todos y cada uno de los integrantes de la escuela y de sus compañeros.

Aquí se da otra característica que algunos padres de familia tienen. Enviar a sus hijos enfermos, con un cuadro simulado con un analgésico. No es nuevo. ¿Y si tenemos a estos alumnos? ¿Si contagia a otros alumnos? ¿Si contagia al docente? No quiero ni imaginarlo.

El cuadro de vacunas de los menores no tiene aún contemplada la aplicación de la vacuna para el Covid 19. De tal manera, no están inmunizados, y los cuadros de contagio se pueden presentar de una manera leve, hasta grave. Disimular algo tan importante traerá descontento a la sociedad en su conjunto, como hasta ahora ha desatado opiniones encontradas. Las vacunas aun no están consideradas para los menores de edad, quienes son el único grupo de riesgo. Afortunadamente de los 18 a los 100 años o más ya cuentan por lo menos con una dosis, y hasta el cuadro completo.

No volveremos a lo mismo, muchos es lo que esperan. Creen que será volver otra vez a la misma rutina de siempre y cuando les coarten ese pésimo hábito de hacer lo que venían haciendo, se van a enojar, a molestar y quejarse. Realmente nuestra actitud debe ser empática con todos y con nosotros mismos. Habrá quienes en este año y medio en lugar de visitar al psicólogo, se dedicaron a envenenarse más de odio, de coraje, ni aprendieron a ser más humanos, mucho menos a pedirles que hayan leído siquiera un libro. Su capacitación fue una chanza.

Tengo mucha confianza en que no sucederá nada grave, en que las cosas marcharán de forma llevadera, sin embargo si algo llegara a acontecer y marque nuestros destinos, la actitud debe prevalecer y seguir luchando hasta el final. Consumatum Est.

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