Por este año que termina, por el que me trajo muchas cosas, como alegría, tristeza, sabor, olor, mucha tensión. Algunos tropiezos, algunos aciertos. He visto a muchos caer y a muchos otros levantarse. Me siento dichoso al estar escribiendo estas lineas por medio de un aparato que se ha ido perfeccionando día a dia.
Todos somos sujetos de critica, de burla, de elogios y de respeto. Pero para cada cosa hay que ganársela con nuestras actitudes, con nuestro trabajo. Retomo mis fuentes de inspiración, mi familia, mi trabajo, mis vivencias. Eso que lo hace respirar a cada uno de nosotros, que nos hace sentir vivos. Si la vida fuera sencilla, cualquiera la viviría y estaría tranquilo al cometer errores.
Se va un año, se van muchas personas queridas, familiares, se van aquellos que nos dejaron su pensamiento por medio de sus letras, de sus experiencias. Solo ellos que no están con nosotros y no ven terminar un año más, saben lo que sigue después de esta vida.
Es igual que el año que viene, no sabemos nada de él, solo especulamos e intentamos verlo con buenos ojos, pero el que concluye nos ha dejado marcados. Nos deja su huella en nuestro corazón, quiéramos o no. Solo a Dios a ese ser supremo que es constructor del universo le agradezco lo que me ha permitido tener, llegar a ser, aprender, concluir, reflexionar, vivir, soñar e imaginar. Este año fue para mi una bitácora gigantesca de cosas, con muchos pendientes inconclusos, pero hechos terminados y cerrados. Gracias a mi familia, a mis compañeros de trabajo, a mis alumnos, al mundo entero porque seamos más humanos para este año que viene. Consumatum Est.
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